La mente sobre la máquina: El asombroso auge de las interfaces cerebro-computadora (BCI)

agosto 21, 2025
Mind Over Machine: The Astonishing Rise of Brain-Computer Interfaces (BCIs)
Mind Over Machine: The Astonishing Rise of Brain-Computer Interfaces (BCIs)

Las interfaces cerebro-computadora – dispositivos que conectan directamente nuestro cerebro con computadoras – ya no son ciencia ficción. Hoy en día, los implantes cerebrales están permitiendo que las personas se muevan, hablen e interactúen con máquinas usando solo sus pensamientos worksinprogress.co. Aunque ninguna BCI cuenta aún con la aprobación de la FDA para uso general, los expertos predicen que la primera podría llegar en los próximos cinco años worksinprogress.co. Mientras tanto, las BCI ya están ayudando a pacientes paralizados a controlar computadoras, pilotar extremidades protésicas e incluso recuperar la capacidad de hablar o caminar. Este informe en profundidad explicará qué son las BCI, cómo funcionan, de dónde vienen, qué pueden hacer hoy y cómo podrían transformar nuestro futuro, para bien o para mal.

¿Qué son las BCI y cómo funcionan?

Una interfaz cerebro-computadora (BCI) – también llamada interfaz cerebro-máquina – es un sistema que permite a una persona controlar un dispositivo externo usando señales cerebrales gao.gov. En esencia, una BCI traduce la actividad eléctrica de las neuronas (células cerebrales) en comandos que pueden operar computadoras, robots, prótesis u otras máquinas worksinprogress.co. Esto proporciona una vía de comunicación directa entre el cerebro y un dispositivo, evitando las rutas habituales de los nervios y músculos del cuerpo.

¿Cómo envía el cerebro órdenes a una máquina? La mayoría de las BCI siguen un proceso similar. Primero, el sistema registra la actividad cerebral. Esto puede hacerse con electrodos implantados que captan señales directamente de las neuronas, o con sensores no invasivos (como una gorra de EEG) que detectan la actividad eléctrica o el flujo sanguíneo del cerebro desde fuera del cráneo gao.gov. Luego, las señales en bruto son decodificadas por algoritmos informáticos – a menudo usando aprendizaje automático – para interpretar la intención del usuario. Finalmente, la intención decodificada es traducida en acción, como mover un cursor, seleccionar una letra o controlar una extremidad robótica. Normalmente, el usuario y la BCI se entrenan juntos: la persona aprende a generar señales cerebrales de manera consistente (por ejemplo, imaginar mover la mano para señalar “clic”), mientras que el sistema de aprendizaje automático se adapta para reconocer esos patrones neuronales específicos gao.gov. Con el tiempo, este coentrenamiento hace que la interacción cerebro-dispositivo sea más rápida y precisa, creando efectivamente una nueva habilidad para el usuario.

BCIs invasivos vs. no invasivos: Los BCIs se dividen en dos grandes categorías: implantados y externos. Los BCIs implantados implican la colocación quirúrgica de electrodos sobre o dentro del cerebro. Como captan señales directamente de las neuronas con mínima interferencia, los implantes pueden proporcionar un control de alta resolución, lo cual es crucial para tareas complejas como mover un brazo robótico con precisión gao.gov. Sin embargo, la cirugía cerebral conlleva riesgos como infecciones o daño tisular, y los sistemas totalmente implantados aún son experimentales. Los BCIs no invasivos, por otro lado, utilizan sensores externos (normalmente electrodos de electroencefalografía EEG en el cuero cabelludo, o métodos más nuevos como la espectroscopía funcional de infrarrojo cercano fNIRS) para medir la actividad cerebral sin cirugía gao.gov. Los dispositivos no invasivos son más seguros y fáciles de usar (puedes ponerte un casco como una gorra), pero las señales son más débiles y ruidosas después de atravesar el cráneo. Esto significa que los BCIs no invasivos generalmente ofrecen un control más lento y menos preciso: son buenos para usos simples como seleccionar letras o jugar juegos básicos, pero aún no están lo suficientemente afinados para cosas como el movimiento preciso de prótesis o la comunicación a alta velocidad. Los investigadores están mejorando activamente ambos tipos: los BCIs implantados se están volviendo menos invasivos e inalámbricos, mientras que los BCIs no invasivos están siendo más sensibles y portátiles (por ejemplo, cascos EEG inalámbricos para usar con teléfonos) gao.gov.

En resumen, un BCI lee tu mente en un sentido limitado: detecta patrones particulares de actividad cerebral que has aprendido a producir a voluntad y convierte esos pensamientos en acciones reales en el mundo exterior. Esta tecnología ofrece un nuevo canal de control y comunicación para personas cuyos cuerpos no pueden obedecer las órdenes de su mente, e incluso abre la puerta a aumentar las capacidades humanas en el futuro.

Breve historia de la tecnología BCI

El sueño de conectar cerebros a máquinas ha existido durante décadas, pero solo recientemente la tecnología BCI ha avanzado de experimentos de laboratorio a pruebas en la vida real. Los científicos comenzaron a estudiar las señales eléctricas del cerebro a principios del siglo XX: en 1924, el investigador alemán Hans Berger registró el primer electroencefalograma (EEG) humano, detectando los débiles ritmos eléctricos del cerebro desde fuera del cráneo worksinprogress.co. Para la década de 1960, los investigadores se dieron cuenta de que estas señales podían aprovecharse para transmitir información. En una famosa demostración de 1964, el neurocientífico José Delgado incluso utilizó un implante controlado por radio para detener a un toro que embestía, enviando pulsos eléctricos a su cerebro: una prueba dramática de que estimular el cerebro podía influir en el comportamiento worksinprogress.co. Al mismo tiempo, otros demostraron que leer las señales cerebrales podía revelar la intención: en un experimento, simplemente pensar en presionar un botón (sin moverse realmente) causaba cambios medibles en el EEG que podían activar un proyector de diapositivasworksinprogress.co.

El término “brain-computer interface” fue acuñado en 1973 por el científico informático Jacques Vidal worksinprogress.co. Vidal se preguntó si las señales cerebrales podían aprovecharse para controlar dispositivos externos, incluso especulando sobre dirigir mentalmente prótesis o “naves espaciales”. En la década de 1970 demostró que las ondas cerebrales del EEG podían permitir a los usuarios mover un cursor a través de un laberinto en una pantalla solo con el pensamiento worksinprogress.co. Estas primeras BCI eran muy rudimentarias (y limitadas por el ruido del EEG en el cuero cabelludo), pero demostraron que el concepto era válido.

El progreso real se aceleró una vez que los científicos comenzaron a registrar directamente desde la superficie o el interior del cerebro. A finales de la década de 1990, el primer BCI implantado en un humano fue logrado por el neurólogo Philip Kennedy, quien implantó un electrodo de alambre en el cerebro de un hombre con síndrome de enclaustramiento. El implante captaba señales de la corteza motora del paciente (el área que controla el movimiento), permitiéndole – con gran esfuerzo – mover lentamente un cursor en la computadora y escribir letras worksinprogress.co. A principios de la década de 2000, equipos académicos liderados por investigadores como John Donoghue y Miguel Nicolelis demostraron que monos podían controlar brazos robóticos o cursores de computadora mediante implantes cerebrales, allanando el camino para pruebas en humanosworksinprogress.co.

Un hito importante llegó en 2004 con el primer ensayo clínico de una BCI implantada en humanos, conocido como el ensayo BrainGate worksinprogress.co. En un caso ampliamente publicitado, un hombre cuadripléjico de 25 años tuvo un pequeño Utah array (un chip de 4×4 mm con 100 electrodos) implantado en su corteza motora. Con esto, pudo mover un cursor en una pantalla e incluso jugar el sencillo videojuego Pong usando sus pensamientos – “brain chip reads man’s thoughts” (“chip cerebral lee los pensamientos del hombre”), proclamaba un titular de la BBC en ese momento worksinprogress.co. Unos años después, en 2012, los investigadores de BrainGate permitieron que una mujer paralizada de 58 años, Cathy Hutchinson, controlara un brazo robótico con su mente. En una demostración histórica, usó el brazo robótico controlado por el pensamiento para tomar una botella y beber café con una pajilla – la primera vez que pudo agarrar un objeto desde su accidente cerebrovascular 15 años antes theguardian.com. Los médicos calificaron el logro como la primera demostración de un implante que decodificaba directamente las señales cerebrales de un paciente para controlar una extremidad robótica theguardian.com. Fue una impresionante prueba de concepto de que los comandos mentales podían sustituir al movimiento físico.

Durante la década de 2010, la investigación en BCI progresó rápidamente. Los equipos académicos aumentaron el número de electrodos (para una mayor resolución de señal) y mejoraron los algoritmos de decodificación. Los usuarios con parálisis lograron un control cada vez más sofisticado: mover cursores para escribir mensajes, operar extremidades robóticas para dar la mano o alimentarse, e incluso recuperar el sentido del touch mediante BCIs que estimulan el cerebro. Por ejemplo, en 2016 un voluntario con una mano protésica controlada por BCI pudo feel cuando los dedos de la prótesis tocaban algo, gracias a electrodos que enviaban señales sensoriales a la corteza táctil de su cerebro theguardian.com. Para 2017, otros grupos lograron wireless BCIs, eliminando los voluminosos cables y conectores que requerían los sistemas anteriores. Aun así, estos avances ocurrieron principalmente en laboratorios de investigación con un pequeño grupo de pacientes voluntarios.

Sin embargo, en los últimos años hemos llegado a un punto de inflexión. La inversión en neurotecnología se ha disparado y las startups se han unido a los laboratorios académicos. Como resultado, el campo ha experimentado una oleada de avances y los primeros pasos hacia los BCI comerciales. De hecho, desde aquel primer ensayo en 2004, varias docenas de personas en todo el mundo han recibido interfaces cerebro-computadora experimentales (casi todas con parálisis severa o discapacidades de comunicación) worksinprogress.co. Las lecciones de esos pioneros, combinadas con la computación moderna y la IA, han llevado a los BCI al borde de su uso en el mundo real. “Esto es un gran salto respecto a los resultados anteriores. Estamos en un punto de inflexión”, dijo el Prof. Nick Ramsey, neurocientífico, en 2023 theguardian.com, comentando sobre el rápido progreso. Las siguientes secciones explorarán para qué se están utilizando los BCI hoy en día, quién está impulsando la innovación, los últimos avances hasta 2024–2025 y qué podría deparar el futuro.

Aplicaciones actuales de la tecnología BCI

Los BCI comenzaron como investigación médica para ayudar a personas con parálisis, y de hecho las aplicaciones médicas y asistenciales siguen siendo el uso principal. Pero a medida que la tecnología madura, estamos viendo que los BCI se expanden a otros dominios, desde la comunicación hasta el entretenimiento y la defensa nacional. Estas son algunas de las áreas clave donde los BCI están teniendo un impacto:

Medicina y restauración del movimiento

Los usos médicos de los BCI se centran en restaurar funciones perdidas en personas con lesiones o trastornos neurológicos. Una aplicación importante es dar a los pacientes paralizados el control de dispositivos de asistencia. Esto incluye el uso de BCI para mover sillas de ruedas, operar cursores de computadora o controlar extremidades protésicas robóticas. Por ejemplo, en ensayos clínicos, pacientes con lesiones altas en la médula espinal (que no pueden mover brazos ni piernas) han utilizado BCI implantados para controlar brazos robóticos con suficiente coordinación para alimentarse o agarrar objetos theguardian.com. Otros han controlado sillas de ruedas motorizadas o exoesqueletos usando solo señales cerebrales. Estos sistemas pueden mejorar drásticamente la independencia de personas que de otro modo dependen completamente de cuidadores.

Quizás el ejemplo reciente más dramático es el uso de BCI para restaurar la capacidad de caminar en personas con parálisis. En mayo de 2023, investigadores en Suiza anunciaron que un hombre de 40 años que había estado paralizado durante 12 años puede volver a caminar gracias a una interfaz inalámbrica cerebro-columna vertebral cbsnews.com. El equipo implantó electrodos en las áreas motoras de su cerebro y en su médula espinal por debajo de la lesión. El sistema decodifica su intención de moverse y traduce esos pensamientos en estimulación de sus nervios espinales, conectando efectivamente la sección dañada de la médula espinal. Sorprendentemente, el hombre ahora puede ponerse de pie, caminar e incluso subir escaleras con la ayuda de este sistema, y ha permanecido estable durante más de un año cbsnews.com. “Hemos capturado los pensamientos… y traducido estos pensamientos en estimulación de la médula espinal para restablecer el movimiento voluntario”, explicó el neurocientífico Grégoire Courtine, quien dirigió el trabajo cbsnews.com. Incluso cuando el BCI está apagado, el paciente conserva parte del movimiento recuperado, lo que sugiere que la interfaz ayudó a reentrenar su sistema nervioso cbsnews.com. Este avance ofrece esperanza de que los BCI combinados con estimulación podrían algún día ayudar a muchas personas paralizadas a recuperar la movilidad.

Más allá de la parálisis, los BCI se están explorando para otras terapias médicas. Los investigadores están probando implantes cerebrales “de circuito cerrado” que monitorean la actividad cerebral y entregan estimulación eléctrica para tratar afecciones como epilepsia, depresión o dolor crónico. Por ejemplo, dispositivos experimentales basados en BCI pueden detectar una inminente convulsión epiléptica a partir de señales cerebrales y luego activar una estimulación para abortar la convulsión. En un caso, un paciente con depresión recibió un implante cerebral personalizado que detectaba patrones neuronales vinculados a síntomas depresivos y estimulaba otra región cerebral para aliviar esos síntomas – una especie de marcapasos neural inteligente. Estos son ensayos tempranos, pero insinúan un futuro donde los BCI podrían tratar trastornos neurológicos y psiquiátricos modulando los circuitos cerebrales en tiempo real.

Cabe señalar que algunas neuroprótesis ya ampliamente utilizadas en medicina pueden considerarse BCI básicos. Por ejemplo, los implantes cocleares (que convierten el sonido en señales eléctricas enviadas al nervio auditivo) han dado a más de 700,000 personas la capacidad de oír – esencialmente una computadora interactuando con el sistema nervioso. Los estimuladores cerebrales profundos para la enfermedad de Parkinson (electrodos implantados para entregar pulsos que mejoran la función motora) son otra neurotecnología establecida. La diferencia es que esos dispositivos no decodifican señales cerebrales complejas ni implican control voluntario; proporcionan una entrada predeterminada. Los nuevos BCI van más allá al leer las intenciones de una persona y alimentar esas señales a dispositivos externos o incluso de regreso al cerebro.

Comunicación para personas con síndrome de enclaustramiento

Una de las aplicaciones más transformadoras de las BCI es restaurar la comunicación para personas que no pueden hablar ni escribir. Condiciones como el accidente cerebrovascular en el tronco encefálico o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) pueden dejar a las personas “encerradas”, completamente conscientes pero incapaces de moverse o hablar. Tradicionalmente, estos pacientes podrían comunicarse mediante sistemas informáticos de seguimiento ocular u otros métodos laboriosos (como enfocarse en letras en una pantalla una por una). Las BCI ofrecen una vía de comunicación mucho más rápida y natural al conectarse directamente con las áreas del cerebro responsables del habla o el lenguaje.

Los avances recientes en esta área son realmente notables. En 2023, dos equipos diferentes demostraron BCI que pueden decodificar el habla intentada en tiempo real y convertirla en texto o palabras audibles. En un caso, a una mujer que había estado completamente paralizada y sin habla durante 18 años (debido a un accidente cerebrovascular) se le implantó una BCI sobre la corteza motora del habla de su cerebro. El sistema decodificó las señales neuronales que generaba cuando imaginaba hablar y las convirtió en una voz sintetizada y un avatar digital en una pantalla. Esto le permitió comunicarse casi 4 veces más rápido que el mejor intento anterior, alcanzando aproximadamente 78 palabras por minuto (en comparación, el habla conversacional normal es de 100–150 ppm) theguardian.com. El avatar incluso reflejaba expresiones faciales básicas mientras su discurso intencionado se pronunciaba en voz alta. “Nuestro objetivo es restaurar una forma completa y encarnada de comunicación… Estos avances nos acercan mucho más a hacer de esto una solución real para los pacientes”, dijo el Prof. Edward Chang, quien lideró el equipo de UCSF detrás del logro theguardian.com. Aunque el sistema cometía errores y tenía cierto retraso, fue la primera vez que una persona con prácticamente ningún control muscular “hablaba” en tiempo casi real a través de un avatar controlado por el cerebro theguardian.com. Un experto independiente calificó el resultado como “todo un salto… un punto de inflexión” para que la tecnología BCI alcance una utilidad práctica theguardian.com.

Otro equipo (en Stanford/UC Davis) trabajó con un paciente de ELA de 47 años, utilizando cuatro diminutos implantes en el área motora del habla para decodificar sus intentos de hablar. En 2024 informaron que esta “prótesis de habla” BCI permitió al hombre hablar con su familia usando un sintetizador de voz que sonaba como la suya propia (basado en grabaciones de antes de que perdiera el habla) worksinprogress.co. En un momento conmovedor, el sistema le permitió decirle a su hija pequeña “I’m looking for a cheetah” cuando ella llegó a casa vestida con un disfraz de guepardo – una frase que el dispositivo decodificó de su actividad neural y pronunció con su antigua voz worksinprogress.co. Sorprendentemente, después de solo dos sesiones de entrenamiento, el BCI estaba traduciendo sus señales cerebrales en texto con una precisión del 97% (usando un vocabulario de 125,000 palabras) worksinprogress.co. Los investigadores utilizaron un modelo de lenguaje especial (similar a los que están detrás del autocorrector del teléfono) para ayudar a predecir las palabras deseadas a partir de los patrones neuronales. El paciente podía confirmar o rechazar las frases decodificadas mediante pequeños movimientos oculares o movimientos del cursor controlados por el cerebro, lo que permitía que el sistema mejorara rápidamente. Según el equipo, después de algo de retroalimentación, el dispositivo producía frases perfectas el 99% de las veces, un nivel de rendimiento inimaginable hace solo unos años worksinprogress.co. Esta voz restaurada, aunque sea sintética, tiene una enorme importancia emocional: fue la primera vez que la hija del hombre lo escuchó “hablar” en su vida.

Más allá del habla, las BCI también han permitido la comunicación por texto controlando teclados o interfaces de deletreo. Ya en 2011, personas con parálisis usaron BCI para mover un cursor y escribir aproximadamente 5–10 caracteres correctos por minuto. Pero aquí también el progreso se ha acelerado. En 2021, un proyecto liderado por Stanford estableció un récord mundial al permitir que un hombre paralizado “escribiera” a 90 caracteres por minuto (alrededor de 18 palabras por minuto) solo imaginando la escritura a mano spectrum.ieee.org. El hombre escribía mentalmente las letras, y el algoritmo del implante descifraba los patrones neuronales distintos para cada letra, leyendo efectivamente sus trazos imaginados de bolígrafo spectrum.ieee.org. Esto fue más del doble del récord anterior de velocidad de escritura con BCI (40 caracteres por minuto) spectrum.ieee.org, y la BCI más rápida de este tipo hasta la fecha. Un ingeniero biomédico no involucrado se maravilló de que era “al menos a mitad de camino de la velocidad de escritura de una persona sin discapacidad” y con razón se publicó en Nature spectrum.ieee.org. En conjunto, estos avances en la comunicación impulsada por BCI señalan que las verdaderas prótesis del habla para quienes han perdido la capacidad de hablar están en el horizonte. En los próximos años, los pacientes que están encerrados en sí mismos podrían conversar con su familia simplemente pensando en las palabras y haciendo que un implante las descifre y las exprese en voz alta, una profunda restauración de la conexión.

Es importante señalar que los sistemas actuales aún tienen limitaciones (por ejemplo, requieren procesadores externos voluminosos, y ocasionalmente interpretan mal palabras o requieren cierta supervisión), pero la trayectoria es clara. Las BCI están pasando de la laboriosa escritura letra por letra hacia una comunicación naturalista a velocidades cercanas a la conversación. Esto cambiará la vida de pacientes con condiciones como ELA, e incluso tiene implicaciones para un uso más amplio: uno puede imaginar tecnología futura que permita el habla silenciosa para cualquiera (piense en “mensajes de texto mentales” directamente desde su cerebro). Gigantes tecnológicos como Meta (Facebook) han investigado de hecho auriculares no invasivos que podrían leer señales neuronales para palabras básicas (aunque por ahora se han reenfocado en otras interfaces). Para el público, estos avances médicos son un vistazo de cómo las BCI podrían eventualmente permitir una comunicación fluida en nuevas formas.

Entretenimiento, videojuegos y consumidores cotidianos

Fuera de la medicina, el entretenimiento y la tecnología de consumo están surgiendo como un campo de juego para los BCI, especialmente los no invasivos. Empresas y laboratorios de investigación han desarrollado BCI en forma de diademas que permiten jugar videojuegos o controlar software usando comandos mentales, añadiendo una nueva dimensión a la interactividad. Por ejemplo, algunos juegos experimentales permiten al jugador mover un objeto o avatar en pantalla concentrándose o visualizando un movimiento. Ya en 2006, un juguete llamado Mattel Mindflex permitía a los usuarios guiar una bola a través de un circuito de obstáculos “pensando” (en realidad, concentrándose para modular sus señales EEG). Los sistemas actuales son mucho más avanzados. Una startup llamada Neurable demostró un juego de realidad virtual en el que el jugador puede seleccionar y lanzar objetos con la mente (a través de una diadema que mide la actividad cerebral). De manera similar, en 2022, OpenBCI (una empresa de neurotecnología de código abierto) se asoció con Valve para crear un accesorio para cascos de realidad virtual que lee señales cerebrales y otros datos fisiológicos, con el objetivo de integrar el control BCI en experiencias de realidad virtual.

La idea es que los BCI podrían hacer los videojuegos más inmersivos: imagina lanzar hechizos en un juego simplemente pensando el comando, o un juego de terror que adapte su dificultad según la respuesta de miedo de tu cerebro. También pueden hacer las interfaces más accesibles; un BCI sencillo podría permitir el control manos libres de una TV o dispositivos inteligentes del hogar. De hecho, los investigadores ya han conectado diademas EEG de consumo a asistentes inteligentes: en 2024, un paciente con un implante BCI de Synchron pudo controlar su sistema inteligente Amazon Alexa en casa solo pensando los comandos medtechdive.com. Aunque se trató de un participante en un ensayo médico, demuestra el potencial de cruce para la integración generalizada en hogares inteligentes en el futuro.

Otra área en crecimiento es el neurofeedback para el bienestar y la educación. Los BCI portátiles (normalmente diademas EEG) se comercializan para ayudar a los usuarios a meditar, mejorar la concentración o aprender, proporcionando retroalimentación en tiempo real de su actividad cerebral. Por ejemplo, dispositivos como la diadema Muse guían la meditación reproduciendo diferentes sonidos según el nivel de relajación del usuario (según lo inferido por el EEG). Algunos juguetes educativos afirman usar señales cerebrales para mejorar la atención o los ejercicios de entrenamiento de la memoria. Puede que estos no sean “interfaces” que controlen un dispositivo externo, pero sí son dispositivos de detección cerebral dirigidos al consumidor: un paso hacia la normalización de la tecnología cerebral en la vida diaria.

Todavía es temprano para los BCI de entretenimiento: controlar un videojuego con pensamientos es menos confiable o rápido que usar un control hoy en día. Pero el hecho de que las principales empresas tecnológicas estén invirtiendo en este tipo de investigación muestra el interés. “Hoy en día, las tecnologías BCI de mayor impacto requieren implantes quirúrgicos invasivos… [pero] sí tenemos un imperativo moral” para desarrollar BCI no quirúrgicos para un uso más amplio, dijo un gerente de proyecto en un programa estadounidense de BCI no invasivos respaldado por el ejército jhuapl.eduworksinprogress.co. A medida que mejora la decodificación de señales, podríamos ver consolas de juegos o sistemas AR/VR controlados por el cerebro que permitan un control más natural, o incluso contenido que se adapte a tu estado emocional leyendo tus señales cerebrales. Los BCI también podrían añadir comodidad: tal vez algún día puedas marcar un teléfono o redactar un mensaje mentalmente sin levantar un dedo. Empresas como Neurable y NextMind (adquirida por Snap Inc.) ya han mostrado prototipos de controles basados en EEG para gafas de realidad aumentada, lo que sugiere que la electrónica de consumo controlada por la mente está en camino.

Usos militares y de defensa

No es sorprendente que los ejércitos tengan un gran interés en las BCI. La capacidad de controlar vehículos o armas con los pensamientos, o comunicarse silenciosamente de cerebro a cerebro en el campo de batalla tiene un atractivo claramente de ciencia ficción, y ventajas tácticas reales. A través de DARPA (la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa), el ejército de EE. UU. ha sido uno de los principales financiadores de la investigación en BCI durante décadas. Esto ha dado lugar a algunas demostraciones sorprendentes. En 2015, un voluntario con un implante cerebral pilotó un simulador de un avión militar F-35 usando solo señales neuronales, esencialmente pilotaje “telepático”. Unos años después, DARPA reveló que habían ampliado esto: una persona con una BCI pudo comandar y controlar simultáneamente un enjambre de drones y aviones de combate simulados usando pensamientos defenseone.com. “Las señales del cerebro pueden usarse para comandar… no solo una aeronave sino tres… al mismo tiempo”, dijo Justin Sanchez, director de la oficina de biotecnología de DARPA defenseone.com. En 2018, DARPA anunció que este sistema también proporcionaba retroalimentación al usuario, enviando información desde las máquinas de vuelta al cerebro. Esencialmente, el piloto podía recibir datos sensoriales de los drones directamente como señales neuronales, creando lo que los funcionarios describieron como “una conversación telepática” entre el humano y múltiples naves de guerra defenseone.com. Esta BCI bidireccional significaba que el cerebro del usuario podía percibir lo que detectaban los sensores de los drones, sin ninguna señal visual o auditiva: un vínculo literal mente-máquina. Aunque esto fue en un entorno de simulador, demostró el potencial de sistemas de combate avanzados donde un solo operador podría orquestar toda una red de vehículos no tripulados a la velocidad del pensamiento.

La I+D de BCI militar no se trata solo de vehículos controlados por el pensamiento. También exploran las BCI para mejorar la comunicación y la toma de decisiones. Por ejemplo, el proyecto Silent Talk de DARPA buscaba detectar el “habla intencionada” en las señales cerebrales de un soldado (la vocalización interna que haces en tu cabeza) y transmitirla como comunicación por radio, permitiendo a las tropas coordinarse sin palabras. Otro esfuerzo trabaja en monitorizar el estado cognitivo de los soldados mediante EEG para ver si están sobrecargados, cansados o deteriorados, de modo que los asistentes de IA puedan ajustarse o los comandantes sean alertados. La Fuerza Aérea ha probado sistemas BCI para detectar cuándo los pilotos o los controladores aéreos tienen probabilidades de cometer errores (al detectar lapsos de atención o alta carga de trabajo) gao.gov, con el objetivo de prevenir accidentes. También hay interés en usar BCI para el entrenamiento, por ejemplo, acelerando el aprendizaje mediante la estimulación cerebral o el uso de retroalimentación neuronal.

Y por supuesto, los ejércitos consideran el ángulo defensivo: asegurar su propia ciberseguridad si los enemigos desarrollan BCI. Si los soldados dependen de interfaces neuronales, ¿podrían ser hackeadas o interferidas? ¿Se podría literalmente introducir propaganda en el cerebro de alguien? Estos escenarios suenan descabellados, pero los planificadores de defensa están empezando a pensar en ellos a medida que avanzan las BCI.

Vale la pena señalar que gran parte del trabajo militar con BCI, especialmente todo lo relacionado con implantes neuronales, sigue siendo experimental y está limitado a laboratorios. Los obstáculos éticos y prácticos significan que no veremos “supersoldados telepáticos” en el corto plazo. Pero podrían aparecer usos incrementales: por ejemplo, BCI no invasivos que permitan a las fuerzas especiales comunicarse en silencio durante misiones encubiertas, o pilotos de drones controlando múltiples UAV mediante un enlace neural para actuar más rápido que con controles manuales. Como observó la GAO (Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE. UU.), los BCI podrían “mejorar las capacidades de defensa nacional”, permitiendo a los combatientes operar equipos sin manos en el campo de batalla gao.gov. Es un campo al que hay que prestar atención, no solo por el factor de innovación, sino también porque a menudo impulsa avances que luego llegan a la tecnología civil (como sucedió con internet o el GPS).

Principales actores e innovadores en BCI

Dado el enorme potencial de las interfaces cerebro-computadora, no sorprende que hayan surgido numerosas empresas y grupos de investigación para desarrollar la tecnología. Algunos se enfocan en implantes invasivos para uso médico, otros en sistemas portátiles para consumidores, y algunos en el software/IA necesario para decodificar datos cerebrales. Aquí están algunos de los principales actores (y startups) que lideran la revolución BCI:

  • Neuralink: Quizás la empresa de BCI más famosa, Neuralink fue fundada en 2016 por Elon Musk y otros. Neuralink está desarrollando una BCI implantada de ultra alto ancho de banda: un chip (llamado N1) incrustado en el cráneo con “hilos” de electrodos flexibles que penetran el cerebro para registrar señales neuronales. El dispositivo es completamente inalámbrico y totalmente implantado (sin puertos externos), un diseño destinado a evitar el riesgo de infección y la incomodidad del paciente worksinprogress.co. El objetivo inicial de Neuralink es permitir que personas con parálisis controlen computadoras o teléfonos con sus pensamientos, pero Musk también ha hablado de aspiraciones a largo plazo de “simbiosis” humano-IA (usar BCI para mejorar la cognición humana y mantenerse al día con la IA avanzada) worksinprogress.co. La empresa ha sido noticia con demostraciones de un mono jugando Pong mentalmente y un cerdo con un implante neural transmitiendo señales cerebrales en tiempo real. En mayo de 2023, tras algunos retrasos, Neuralink obtuvo la aprobación de la FDA para comenzar sus primeros ensayos en humanos, y para mediados de 2024 implantó su dispositivo en su primer paciente humano sphericalinsights.com. Hasta mediados de 2025, Neuralink ha implantado supuestamente su BCI en cinco pacientes con parálisis severa, permitiéndoles controlar cursores e incluso brazos robóticos con el pensamiento reuters.com. La empresa ahora está lanzando un ensayo más grande también en el Reino Unido reuters.com. Neuralink ha recaudado alrededor de 1.300 millones de dólares y está valorada en aproximadamente 9.000 millones de dólares reuters.com – lo que refleja las grandes expectativas de los inversores. Logre o no la gran visión de Musk, Neuralink sin duda ha impulsado el campo hacia adelante, especialmente en la ingeniería de robots de cirugía automatizada para implantar los diminutos electrodos, similares a cabellos, en el cerebro con precisión.
  • Synchron: Fundada en 2016 y con sede en Nueva York, Synchron es una de las principales competidoras de Neuralink, pero con un enfoque muy diferente. El BCI “Stentrode” de Synchron es una matriz de electrodos montada en un stent, que los cirujanos insertan en un vaso sanguíneo del cerebro cerca de la corteza motora reuters.com. Este enfoque endovascular significa que no hay cirugía cerebral abierta; el implante se coloca mediante un catéter a través de la vena yugular y se aloja en la pared del vaso, captando señales cerebrales desde allí. Es menos invasivo (más parecido a un procedimiento de stent cardíaco que a una cirugía cerebral), aunque recoge señales algo menos detalladas que los dispositivos colocados dentro del tejido cerebral. De hecho, Synchron fue la primera en llegar a ensayos en humanos en EE. UU.: obtuvo la aprobación de la FDA para un ensayo de viabilidad temprana en 2021 y desde entonces ha implantado su dispositivo en al menos seis pacientes estadounidenses, además de cuatro pacientes anteriores en Australia reuters.com. En esos ensayos, pacientes con parálisis por ELA usaron con éxito el BCI de Synchron para enviar mensajes de texto, correos electrónicos y navegar por la web usando solo sus pensamientos, tras un periodo de entrenamiento. Famosamente, en 2022 un paciente tuiteó las palabras “Hello World” completamente a través del implante, el primer tuit del mundo realizado directamente con el pensamiento. A finales de 2024, Synchron informó resultados positivos de seguridad: ningún evento adverso grave relacionado con el dispositivo después de un año, cumpliendo con el objetivo principal del ensayo medtechdive.com. También demostraron que el BCI funcionaba de manera consistente: los participantes podían controlar dispositivos digitales mediante “salidas motoras” impulsadas por el pensamiento. En una demostración, un paciente con ELA y un implante de Synchron pudo controlar su hogar inteligente (luces, etc.) al conectar sus señales cerebrales con Amazon Alexa medtechdive.com. Otro paciente del ensayo usó el implante para controlar un iPad e incluso operar un visor Apple Vision Pro AR con el pensamiento medtechdive.com. El CEO de Synchron, el Dr. Thomas Oxley, ha dicho que la empresa está preparando ahora un ensayo pivotal más grande con decenas de participantes para buscar la aprobación total de la FDA medtechdive.com. Cabe destacar que Synchron cuenta con inversores de alto perfil, incluidos Bill Gates y Jeff Bezos reuters.com. Si bien su tecnología actualmente tiene un ancho de banda menor que la de Neuralink, la ventaja inicial de Synchron iLas pruebas en humanos y sus ventajas relativas de seguridad lo convierten en un competidor formidable en el espacio BCI.
  • Blackrock Neurotech: Una empresa más discreta pero con gran experiencia, Blackrock Neurotech (fundada en 2008 en Utah) es el principal proveedor de matrices de electrodos implantados de grado clínico – incluyendo la matriz de Utah utilizada en muchos estudios académicos históricos sobre BCI. De hecho, los implantes de Blackrock han estado involucrados en más ensayos humanos de BCI que cualquier otro, con más de 30 personas en todo el mundo que han tenido un dispositivo de Blackrock en su cerebro (generalmente como parte de investigaciones) sphericalinsights.com. El implante de Blackrock puede registrar señales neuronales de alta resolución e incluso proporcionar estimulación; su tecnología ha permitido logros como el récord de escritura con BCI de 90 caracteres por minuto mencionado anteriormente sphericalinsights.com. Ahora, Blackrock busca comercializar BCIs para la parálisis bajo la marca “MoveAgain”. Anunció planes para lanzar la primera plataforma comercial de BCI (un sistema implantado) tan pronto como en 2023–2024 blackrockneurotech.com, enfocándose en permitir que personas con lesiones medulares o ELA controlen computadoras y recuperen su independencia. Blackrock también está desarrollando un electrodo de próxima generación llamado “Neuralace”, una malla flexible que puede cubrir áreas cerebrales más grandes. La larga trayectoria de la empresa (más de 14 años apoyando la investigación en BCI) y su enfoque en la fiabilidad médica le otorgan una perspectiva única. Blackrock ha atraído recientemente una financiación significativa (incluyendo una inversión de $10 millones del filántropo tecnológico Synapse y $20 millones de un fondo de innovación en defensa) blackrockneurotech.com para acelerar el desarrollo de productos. Si alguna empresa puede superar a las startups más llamativas en lograr el primer BCI implantado aprobado por la FDA, Blackrock podría ser esa (quizás en asociación con el consorcio académico BrainGate). De hecho, la GAO señaló en 2022 que “menos de 40 personas en todo el mundo tienen BCIs implantados” hasta la fecha gao.gov – y la mayoría de ellas han utilizado los dispositivos de Blackrock – lo que subraya lo pionero (y temprano) que sigue siendo este campo.
  • Paradromics: Fundada en 2015 en Austin, Texas, Paradromics es una startup que desarrolla implantes cerebrales de alta velocidad de datos para restaurar la comunicación y otras funciones. Su dispositivo principal, llamado Connexus Direct Data Interface, es una matriz con 1,600 canales (electrodos) – muchos más que la mayoría de los implantes actuales – diseñada para leer señales a nivel de neuronas individuales sphericalinsights.com. La estrategia de Paradromics es capturar cantidades masivas de datos cerebrales para tareas complejas como el habla. En mayo de 2023, la empresa logró un hito al completar la primera prueba en humanos de su implante Connexus en la Universidad de Michigan, registrando actividad neuronal de un voluntario con ELA techfundingnews.com. El procedimiento se realizó bajo un protocolo especial de investigación y confirmó que el dispositivo puede ser implantado y funcionar en un cerebro humano. Paradromics utiliza un novedoso inyector “tipo EpiPen” para insertar rápidamente sus matrices de electrodos con un trauma mínimo techfundingnews.com. La empresa planea un estudio clínico a más largo plazo pendiente de la aprobación de la FDA techfundingnews.com, con el objetivo de ayudar a pacientes que han perdido la capacidad de hablar o escribir (como los casos avanzados de ELA) traduciendo sus pensamientos directamente en texto o voz. Paradromics ha recaudado más de 100 millones de dólares e incluso se ha asociado con el proyecto NEOM de Arabia Saudita para futuras inversiones techfundingnews.com. Su CEO Matt Angle afirma audazmente que su enfoque de alto ancho de banda será “el mejor de su clase”, comparando los dispositivos de otros con escuchar fuera de un estadio, mientras que Paradromics pone “micrófonos dentro del estadio” del cerebro techfundingnews.com. El tiempo lo dirá, pero Paradromics es sin duda una empresa a seguir en la carrera por el primer BCI aprobado por la FDA.
  • Precision Neuroscience: Otra startup (cofundada por Benjamin Rapoport, un exmiembro fundador de Neuralink), Precision Neuroscience está adoptando un enfoque de implante “mínimamente invasivo”. Su interfaz cortical Layer 7 es una matriz de electrodos flexible y ultrafina (como una película transparente) que puede deslizarse bajo el cráneo y descansar sobre la superficie del cerebro sin abrir completamente el cráneo sphericalinsights.com. Esto es algo análogo a un electrodo ECoG subdural, pero se inserta a través de una pequeña hendidura, lo que reduce los riesgos de la cirugía. Precision tiene como objetivo tratar afecciones neurológicas como la parálisis por accidente cerebrovascular o lesiones cerebrales traumáticas colocando esta lámina sobre áreas de la corteza y leyendo señales (o estimulando) con alta resolución. Debido a que no perfora el tejido cerebral, el dispositivo puede ser más seguro e incluso extraíble si es necesario (de ahí “reversible”). Hasta 2024, Precision había recaudado más de 100 millones de dólares en financiación sphericalinsights.com. Han estado probando el Layer 7 en animales y, según se informa, planean ensayos en humanos para una aplicación sencilla, como ayudar a pacientes con accidente cerebrovascular a recuperar algo de función en la mano mediante una ortesis controlada por BCI. El enfoque de Precision se sitúa en algún punto entre lo invasivo y lo no invasivo, ofreciendo potencialmente un compromiso entre fidelidad y seguridad.
  • Kernel: No todos los actores se centran en los implantes – Kernel, fundada en 2016 por el empresario Bryan Johnson, apuesta totalmente por las BCI no invasivas para el uso cotidiano. La visión de Kernel es “democratizar” la neurotecnología haciéndola tan común como los wearables. Han desarrollado un casco llamado Kernel Flow, que utiliza espectroscopía funcional en el infrarrojo cercano en el dominio del tiempo (TD-fNIRS) – esencialmente señales de luz – para medir la actividad cerebral relacionada con el flujo sanguíneo y la oxigenación en.wikipedia.org. Es como un escáner cerebral portátil y ponible que puede inferir qué regiones cerebrales están más activas. Aunque la fNIRS no capta los rápidos picos eléctricos de las neuronas, sí rastrea la hemodinámica cerebral (un poco como una mini fMRI). Kernel Flow puede muestrear a 200 Hz y tiene muchos optodos (emisores/detectores de luz) cubriendo el cuero cabelludo en.wikipedia.org. El objetivo es usarlo para aplicaciones como monitoreo del bienestar mental, detección temprana de deterioros cognitivos, estudio del envejecimiento cerebral e incluso mejora del rendimiento. Kernel está ofreciendo esencialmente “Neurociencia como Servicio” – han lanzado una plataforma donde otros investigadores o empresas pueden usar los cascos Kernel Flow para recopilar datos cerebrales a gran escala. Por ejemplo, han realizado estudios para medir el “BrainAge” (métricas de salud cerebral) y rastrear cómo responden los cerebros de las personas a estímulos o fármacos, todo fuera de entornos de laboratorio. Johnson inició Kernel con el ambicioso objetivo de construir prótesis de memoria, pero cambió a tecnología no invasiva al ver un impacto a más corto plazo. Kernel ha recaudado más de 100 millones de dólares y ha entregado dispositivos Flow a socios de investigaciónsphericalinsights.com. Aunque Flow no te permite controlar una máquina con la mente, sigue siendo una BCI en un sentido más amplio: lee tu cerebro y envía esos datos a computadoras para su análisis. A medida que la tecnología mejora, Kernel imagina que personas comunes usen monitores cerebrales para cosas como mejora del enfoque, manejo del estrés o incluso comunicación directa cerebro-computadora sin implantes sphericalinsights.com. Tienen competencia en este ámbito de BCI no invasivas (por ejemplo, Facebook Reality Labs había explorado BCI ópticas, y startups como NextSense y Dreem están creando auriculares y cintas EEG). Pero la audaz comercialización de Kernel de un escáner cerebral de nivel de investigación es notable.

(Muchas otras empresas también están en el espacio BCI, demasiadas para cubrirlas por completo. Solo por nombrar algunas: MindMaze (un unicornio suizo que utiliza EEG+VR para la rehabilitación de accidentes cerebrovasculares) sphericalinsights.com, CorTec (una empresa alemana que construye sistemas totalmente implantables de registro/estimulación de señales cerebrales) sphericalinsights.com, Neurable (que fabrica auriculares EEG para el monitoreo de la atención) sphericalinsights.com, y varios otros que se enfocan en nichos específicos como el monitoreo cerebral para conductores o el neuromarketing. Incluso grandes actores como Meta, IBM y Boston Scientific han incursionado en tecnología relacionada con BCI o han adquirido startups de neurotecnología. Este ecosistema en crecimiento muestra que tanto el mundo de la neurociencia como el de la tecnología ven a los BCI como una frontera importante.)

Avances recientes y noticias (2024–2025)

Los últimos dos años han sido trascendentales para los BCI, con un rápido progreso desde la investigación en laboratorio hasta demostraciones en el mundo real y ensayos en humanos. Aquí algunos avances importantes y noticias actuales sobre BCI hasta 2024–2025:

  • Agosto 2023 – Un BCI le devuelve la voz a una mujer paralizada: Investigadores de UCSF anunciaron un sistema BCI-a-voz pionero en el mundo que permitió a una mujer que había perdido la capacidad de hablar comunicarse a través de un avatar digital. Usando un implante ultrafino en el área del habla de su cerebro, el sistema decodificó su intento de hablar a 78 palabras por minuto, generando frases pronunciadas por un avatar en pantalla con expresiones faciales theguardian.com. “Estos avances nos acercan mucho más a hacer de esto una solución real para los pacientes”, dijo el Prof. Edward Chang sobre el avance theguardian.com. Un experto externo lo calificó como “un punto de inflexión” para que los BCI alcancen un uso práctico theguardian.com.
  • Mayo de 2023 – Interfaz cerebro-columna restaura la marcha natural: En Suiza, un hombre paralizado por una lesión en la médula espinal logró volver a caminar, ponerse de pie y subir escaleras gracias a una BCI inalámbrica que conecta su cerebro y su columna cbsnews.com. Implantes en su corteza motora envían señales a un estimulador en su médula espinal baja en tiempo real, reactivando sus músculos de las piernas según sus pensamientos. Publicado en Nature, el enfoque se mantuvo efectivo un año después, y notablemente el paciente incluso recuperó algo de movimiento voluntario en las piernas con el dispositivo apagado cbsnews.com. El estudio demuestra el potencial de las BCI combinadas con estimulación para tratar la parálisis: un “bypass neural” cibernético que reconecta el cerebro con el cuerpo.
  • Octubre de 2024 – La BCI de Synchron demuestra ser segura y útil en ensayo en EE. UU.: Synchron anunció resultados a 12 meses de su ensayo COMMAND – el primer ensayo de una BCI implantada en EE. UU. – en seis pacientes con parálisis severa. No se atribuyeron muertes ni efectos adversos graves al dispositivo, cumpliendo el objetivo principal de seguridad medtechdive.com. Además, el implante basado en stent tradujo de manera consistente la intención motora de los pacientes en acciones digitales, permitiéndoles realizar tareas como enviar mensajes de texto y controlar dispositivos inteligentes solo con el pensamiento medtechdive.com. En un video, se ve a un paciente con ELA con el implante controlando un Amazon Alexa y el cursor de un iPad usando solo su cerebro medtechdive.com. Con estos éxitos, el CEO Tom Oxley dijo a Reuters que Synchron está preparando un ensayo más grande con “docenas de participantes” próximamente medtechdive.com, acercándolo a un producto comercial.
  • Julio de 2025 – Neuralink inicia ensayos internacionales en humanos tras los primeros implantes: Tras sus primeros implantes BCI en humanos en EE. UU. en 2024, Neuralink de Elon Musk recibió la autorización regulatoria en el Reino Unido y anunció una colaboración de prueba con hospitales en Londres para probar su chip cerebral en pacientes con parálisis reuters.com. Para este momento, Neuralink informó que cinco pacientes tienen su implante inalámbrico y lo están usando para controlar dispositivos digitales sin manos reuters.com. La empresa también recaudó más de $280 millones adicionales en fondos en 2025, manteniendo su valoración en torno a los $9 mil millones reuters.com. El paso a ensayos internacionales muestra que Neuralink está acelerando sus programas clínicos. Sin embargo, la competencia se avecina (Synchron, Paradromics y otros también compiten por la aprobación de la FDA), y Neuralink enfrenta el escrutinio para demostrar la seguridad y el beneficio de su dispositivo en humanos a mayor escala.
  • Junio de 2025 – Paradromics completa el primer implante humano de BCI de alta capacidad: Paradromics, la startup con sede en Austin, anunció que implantó con éxito su BCI “Connexus” de 1,600 electrodos en un paciente humano y registró señales neuronales, un hito clave de viabilidad techfundingnews.com. El procedimiento se realizó como parte de una colaboración de investigación en un hospital de EE. UU. Paradromics afirma que su dispositivo puede manejar un volumen de datos sin precedentes del cerebro, con el objetivo de restaurar la comunicación para personas con síndrome de enclaustramiento. Este logro prepara el camino para los ensayos clínicos formales de Paradromics, que la empresa espera comenzar a finales de 2025, pendiente de aprobaciones de la FDA techfundingnews.com.
  • Avances académicos rápidos en el rendimiento de las BCI: En el ámbito de la investigación, 2024 y 2025 vieron a equipos académicos lograr avances significativos en la capacidad de las BCI. A finales de 2024, un grupo de Stanford/UCD publicó en NEJM sobre una BCI que alcanzó un 97,5% de precisión al decodificar el habla intencionada de una persona (abarcando decenas de miles de palabras) tras solo unos minutos de calibración worksinprogress.co – un nivel de velocidad/precisión que habría parecido inverosímil hace unos años. Mientras tanto, las BCI no invasivas también lograron mejoras: en 2024, un estudio liderado por Carnegie Mellon utilizó una BCI externa basada en EEG con nuevos protocolos de entrenamiento para permitir que monos lograran un control de cursor muy preciso, lo que sugiere un mejor rendimiento de los dispositivos portátiles sciencedaily.com, jhuapl.edu. Y en 2025, la Universidad de Texas informó sobre un sistema de fMRI asistido por IA que podía interpretar pensamientos continuos (como una persona escuchando una historia) con una fidelidad sorprendente, lo que plantea tanto posibilidades (para la comunicación) como cuestiones éticas sobre la “lectura de la mente” creativegood.com. En resumen, el ritmo del progreso de las BCI – tanto para métodos invasivos como no invasivos – está claramente acelerándose a medida que avanzamos más en la década de 2020.

Cada mes parece acercar las BCI más al uso en el mundo real. La FDA está preparando directrices para dispositivos BCI, y en 2023 aprobó el primer dispositivo BCI portátil de rehabilitación (un sistema basado en EEG para ayudar a pacientes con accidente cerebrovascular a recuperar el movimiento del brazo) para su comercialización gao.gov. Estamos viendo una transición de experimentos aislados en laboratorio a productos viables: dentro de un par de años, probablemente estarán disponibles las primeras BCI comerciales para uso médico (quizás mediante exenciones humanitarias o lanzamientos limitados). Como bromeó un neuroingeniero, el futuro ya está aquí – solo que no está distribuido de manera uniforme. Las BCI ya están aquí, funcionando en ensayos; el reto ahora es escalarlas de forma segura y ética para todos los que las necesiten.

Potencial y desafíos futuros

El progreso hasta ahora con las BCI es inspirador, pero estos siguen siendo los primeros días de un largo camino. ¿Qué podría deparar el futuro si las BCI continúan avanzando – y qué obstáculos deben superarse para llegar allí?

Potencial a corto plazo: En los próximos 5 a 10 años, los avances más probables estarán en el ámbito de los BCI médicos y la tecnología asistencial. Podemos esperar ver dispositivos BCI aprobados por la FDA para parálisis, accidente cerebrovascular o ELA, que podrían recetarse de manera similar a los implantes cocleares hoy en día. Estos dispositivos podrían permitir a los pacientes controlar una tableta, comunicarse a velocidades cercanas al habla normal u operar extremidades protésicas con gran destreza. También se está trabajando en BCI para restaurar la visión en personas ciegas (enviando señales a la corteza visual; varios grupos ya han implantado matrices que producen simples fosfenos o formas). Las prótesis de memoria también podrían hacerse realidad: un equipo de USC y Wake Forest ya probó un implante hipocampal en pacientes con epilepsia que mejoró la memoria en un 15% al imitar el código neuronal de la formación de recuerdos. Para finales de la década de 2020, estas prótesis cognitivas podrían ayudar a personas con lesiones cerebrales traumáticas o Alzheimer temprano a retener nueva información. Otra área es la rehabilitación impulsada por BCI: usar BCI combinados con robots de fisioterapia para ayudar a reentrenar el cerebro de pacientes con accidente cerebrovascular. Como los BCI pueden detectar cuando el cerebro está intentando moverse, pueden activar dispositivos para asistir ese movimiento, reforzando las vías neuronales. Esto podría mejorar significativamente la recuperación tras accidentes cerebrovasculares o lesiones.

En cuanto a la tecnología de consumo más general, es probable que los BCI no invasivos se integren sutilmente en nuestros dispositivos cotidianos. Tal vez tus gafas de realidad aumentada o auriculares tengan sensores EEG para monitorear tu concentración o estrés. Un futuro Apple Watch podría rastrear no solo el ritmo cardíaco, sino también algunas métricas cerebrales a través de la piel o los oídos. Los primeros usuarios (gamers, entusiastas de la tecnología) podrían usar cintas BCI para jugar o controlar hogares inteligentes por conveniencia o novedad. También podríamos ver comunicación cerebro a cerebro demostrada entre humanos en entornos controlados (los científicos ya han realizado transmisiones básicas de señales cerebro a cerebro en experimentos, como una persona moviendo el dedo de otra mediante enlaces EEG-TMS). Aunque la telepatía vía BCI para las masas aún está muy lejos, la investigación seguirá avanzando.

Visión a largo plazo: Mirando más allá, algunos predicen que los BCI revolucionarán por completo la forma en que interactuamos con la tecnología. Los visionarios hablan de “escribir a la velocidad del pensamiento”, o incluso conectar directamente nuestro neocórtex a la computación en la nube. Elon Musk suele decir que el objetivo final de Neuralink es crear una “simbiosis entre la inteligencia humana y la de las máquinasworksinprogress.co – en otras palabras, fusionar sin problemas nuestros cerebros con la IA para poder descargar conocimientos o realizar múltiples tareas mentalmente. Si los BCI llegaran a ser lo suficientemente avanzados, uno podría imaginar capacidades al estilo “Matrix” (aprender kung-fu al instante subiendo un programa) o acceso interno a Wikipedia solo pensando una pregunta. La realidad aumentada podría evolucionar hacia la “cognición aumentada”, donde nuestros pensamientos son asistidos por computación en tiempo real. Algunos futuristas incluso especulan sobre redes mentales colectivas, aunque eso plantea una serie de cuestiones filosóficas.

Sin embargo, existen limitaciones y desafíos significativos que deben abordarse incluso para los objetivos a corto plazo, y mucho más para las visiones de ciencia ficción:

  • Seguridad e invasividad: La cirugía cerebral es un asunto serio. Incluso si un dispositivo funciona, la relación riesgo-beneficio debe justificar su implantación. Hasta ahora, menos de 40 personas en todo el mundo han tenido implantes BCI crónicos gao.gov. Para un uso generalizado, los BCI quirúrgicos deben ser mucho menos invasivos (por ejemplo, enfoques endovasculares como Synchron o electrodos ultrafinos como los de Precision que no dañan el tejido). También deben durar mucho tiempo – idealmente décadas – sin causar cicatrices ni perder señal. El cerebro tiende a tratar los objetos extraños como intrusos, envolviendo los electrodos en tejido cicatricial con el tiempo, lo que degrada el rendimiento theguardian.com. Se están desarrollando avances en ciencia de materiales y diseños ingeniosos (recubrimientos, electrodos flexibles que se mueven con el cerebro) para mejorar la longevidad. Los implantes completamente inalámbricos y recargables son otra necesidad para la comodidad y la prevención de infecciones. El trabajo de Neuralink en este aspecto es prometedor (su implante es inalámbrico y se carga por inducción). Blackrock también está probando una versión inalámbrica de la matriz Utah. Hasta que la cirugía sea casi libre de riesgos y los implantes puedan realizarse de forma ambulatoria, la mayoría de las personas optarán por los BCI solo si tienen una discapacidad grave que lo justifique.
  • Límites de la tecnología no invasiva: Por el contrario, los BCI no invasivos que cualquiera puede usar enfrentan sus propios obstáculos. El cráneo y el cuero cabelludo difuminan y amortiguan las señales cerebrales, actuando como una manta que amortigua. Esto limita el ancho de banda del EEG o fNIRS: se pueden obtener señales generales (como “enfocado vs no enfocado” o intenciones motoras muy generales), pero leer pensamientos complejos o señales de alta velocidad es extremadamente difícil sin acceso directo. Podemos mejorar esto con mejores algoritmos, o nuevas modalidades de detección (algunas investigaciones exploran ultrasonidos o incluso campos magnéticos de las neuronas). DARPA ha invertido en técnicas no invasivas novedosas (como el uso de sensores electromagnéticos emparejados para acceder a la actividad cerebral más profunda) spectrum.ieee.org. Pero, fundamentalmente, un BCI no invasivo probablemente siempre sacrificará algo de rendimiento a cambio de seguridad/comodidad. Así que el reto es averiguar qué aplicaciones pueden tolerar una menor fidelidad. Puede estar bien si tu reproductor de música controlado por el cerebro es un poco lento o propenso a errores; no está bien si un BCI médico para la comunicación comete errores frecuentes. Por eso, en el futuro cercano, los BCI invasivos y no invasivos probablemente progresarán en paralelo, atendiendo a diferentes grupos de usuarios (pacientes médicos vs consumidores) y diferentes necesidades.
  • Decodificación de señales e IA: Incluso con un gran hardware, interpretar los datos cerebrales es difícil. El cerebro de cada persona es único: los BCI deben calibrarse a los patrones neuronales individuales gao.gov. Además, las señales neuronales son increíblemente complejas: imagina intentar interpretar toda una orquesta cuando solo tienes micrófonos en unos pocos instrumentos, y la música cambia en cada presentación. Los BCI actuales usan aprendizaje automático para encontrar patrones, pero a menudo requieren muchos datos de entrenamiento y son sensibles al ruido. Los avances adicionales en IA (especialmente en aprendizaje profundo) serán cruciales para mejorar la decodificación. Afortunadamente, la IA avanza rápido, y técnicas como los grandes modelos de lenguaje ya se han aplicado (como se vio en el BCI de habla que utilizó un modelo similar a ChatGPT para aumentar la precisión worksinprogress.co). Una preocupación es que la decodificación funciona mejor cuando se limita a tareas específicas (como escribir o un vocabulario fijo). Leer pensamientos arbitrarios es un objetivo mucho más complejo – y quizás imposible con cualquier número razonable de sensores. El cerebro no almacena ideas en pequeños lugares ordenados que podamos captar; los pensamientos son patrones distribuidos, y muchos pensamientos tienen firmas generales similares. Así que un BCI que, por ejemplo, transcriba perfectamente tu monólogo interno no está en el horizonte inmediato. Sin embargo, si se reduce el dominio (por ejemplo, un conjunto de comandos conocidos, o imágenes que estás mirando), la IA puede traducir sorprendentemente bien la actividad cerebral en salidas.
  • Escalabilidad y asequibilidad: Los BCI actuales son sistemas hechos a medida que cuestan decenas de miles de dólares (si no más). A medida que avanzan hacia productos comerciales, los costos deberían bajar (las empresas buscarán una fabricación escalable). Pero integrar implantes de múltiples electrodos, implantarlos de forma segura y proporcionar soporte al usuario (entrenamiento, mantenimiento) puede ser costoso. Surge la pregunta de quién pagará: el seguro podría cubrir un BCI médico para parálisis si se demuestra que mejora la calidad de vida, pero probablemente solo después de pruebas sólidas y negociaciones de precio. Para los BCI de consumo, la historia muestra que la gente solo los adoptará en masa si los dispositivos son baratos, útiles y con estilo (recuerda el fracaso de Google Glass en parte porque era geek y generaba preocupaciones de privacidad). Así que el desafío es en parte la experiencia del usuario: hacer que los BCI sean convenientes y discretos. Eso podría significar BCI tan fáciles como una cirugía láser ocular, o wearables tan cómodos como unos auriculares. Muchas startups ya están pensando en estos términos. La primera generación podría ser torpe o cara, pero con el tiempo podríamos ver que la tecnología BCI sigue una curva como la de las computadoras: de mainframes a PC a smartphones en nuestro bolsillo (y quizás eventualmente a chips en nuestra cabeza).
  • Gestionando las expectativas: También debemos reconocer que algunas predicciones iniciales resultaron demasiado optimistas. Hace una década, algunos pensaban que tendríamos interfaces cerebro-computadora (BCIs) de uso masivo para la década de 2020, pero eso aún no ha sucedido. Incluso ahora, con el bombo de empresas como Neuralink, los expertos advierten que la adopción generalizada tomará tiempo. Los analistas de la industria pronostican que los productos iniciales de BCI tendrán una adopción limitada en las primeras dos décadas después de su lanzamiento, generando quizás solo unos pocos cientos de millones de dólares en ingresos anuales para la década de 2030 sphericalinsights.com. (Para ponerlo en perspectiva, eso es diminuto comparado, por ejemplo, con los mercados de smartphones o realidad virtual). Podría ser 2040 o más allá antes de que las BCIs se vuelvan comunes en la vida diaria. Esto no se debe a falta de potencial, sino a que las barreras técnicas y sociales no son triviales. En el ámbito médico, incluso si la FDA aprueba una BCI, los médicos y pacientes pueden tardar años en adoptarla plenamente como atención estándar. Y para las BCIs de mejora electiva, la confianza pública tendrá que ganarse (¿dejarías que una empresa tecnológica pusiera un chip en tu cerebro solo para hacer una búsqueda mental en Google? Muchos se resistirían, al menos hasta que se demuestre que es muy seguro y valioso).

Dicho esto, la trayectoria del progreso sugiere que las BCIs van a transformar cada vez más ciertos aspectos de la vida. Para quienes están paralizados o no pueden hablar, la pregunta ya no es si una BCI puede ayudar, sino cuándo estará disponible fuera de un laboratorio. Para los usuarios cotidianos, funciones sutiles de detección cerebral podrían incorporarse en nuestros dispositivos (quizás tu futuro coche detecte cuando tienes sueño mediante un EEG en el reposacabezas y actúe en consecuencia). Si miramos más allá, algunos futuristas creen que los humanos necesitarán BCIs para mantenerse al ritmo de la inteligencia artificial, usando esencialmente las BCIs como un impulso cognitivo o incluso como una interfaz para interactuar directamente con sistemas de IA a la velocidad del pensamiento. Elon Musk ha argumentado que sin la tecnología de “neural lace”, los humanos corren el riesgo de quedarse atrás frente a la IA, mientras que las BCIs avanzadas podrían convertirnos en cyborgs con memoria, atención y capacidades enormemente mejoradas. Independientemente de si se comparte esa visión, está claro que el potencial de una tecnología BCI madura es enorme, al igual que las implicaciones éticas, que abordamos a continuación.

Implicaciones éticas, de privacidad y sociales

A medida que las BCIs pasan del laboratorio al mundo real, plantean profundas preguntas éticas y sociales. Después de todo, estamos hablando de dispositivos que acceden al órgano más privado y esencial: el cerebro. ¿Qué sucede cuando nuestras ideas pueden ser leídas o escritas por computadoras? ¿Quién controlará los datos de nuestras mentes? ¿Podrían las BCIs cambiar lo que significa ser humano? Estas cuestiones ya no son hipotéticas, y los expertos en ética y los legisladores están comenzando a abordarlas.

Privacidad y “soberanía mental”: Una de las mayores preocupaciones es la privacidad mental. Nuestra actividad cerebral puede revelar mucho sobre nosotros: desde intenciones básicas hasta estados emocionales, e incluso posibles sesgos subconscientes. Si las BCI se vuelven comunes, existe el riesgo de que corporaciones, gobiernos o hackers puedan acceder o explotar nuestros datos neuronales. “Los pensamientos privados pueden no ser privados por mucho más tiempo”, advierte Nita Farahany, una destacada neuroeticista theguardian.com. Ella sostiene que las intrusiones de la tecnología en la mente humana están tan cerca que necesitamos urgentemente protecciones legales – un nuevo derecho a la “libertad cognitiva” theguardian.com. En opinión de Farahany, tu cerebro debería estar fuera de límites a menos que consientas, así como reconocemos el derecho a no autoincriminarse o a no ser objeto de registros irrazonables. Pero sin acción, ella teme un “mundo de pesadilla” donde empleadores, anunciantes o la policía puedan interrogar tu actividad cerebral en busca de pensamientos o intenciones theguardian.com. Esto no es pura ciencia ficción: ya existen empresas que desarrollan diademas EEG para el trabajo, supuestamente para monitorear la concentración o fatiga de los empleados. En China, hace algunos años, una empresa fue noticia por equipar a trabajadores de fábrica con cascos EEG para rastrear la atención, enviando los datos a los gerentes (el programa fue supuestamente pausado tras la protesta pública) creativegood.com. Uno puede imaginar un escenario distópico donde los trabajos requieran usar una BCI para que tu jefe se asegure de que no estás soñando despierto – un escenario que, como señala Farahany, algunas empresas tecnológicas incluso han especulado en anuncios llamativos creativegood.com. Sin regulaciones, los datos cerebrales podrían convertirse en otra mercancía a explotar, con tus patrones neuronales vendidos para marketing o usados para manipular el comportamiento.

Seguridad: De manera relacionada, la ciberseguridad de los BCI será fundamental. Una computadora hackeada es mala; una interfaz cerebral hackeada es aterradora. Si un adversario pudiera inyectar señales falsas, podría inducir movimientos, emociones o pensamientos no intencionados. O podría robar datos neuronales sensibles (imagina que alguien graba tu código PIN detectando tus señales cerebrales mientras lo repasas mentalmente). La GAO ha señalado que los BCI podrían ser vulnerables a ciberataques que expongan datos cerebrales o incluso interfieran con la función del dispositivo gao.gov. Se necesitarán cifrado fuerte, autenticación y sistemas de seguridad para cualquier dispositivo BCI conectado. Esto es especialmente preocupante para los implantes inalámbricos: deben diseñarse para que solo partes autorizadas (por ejemplo, el dispositivo del paciente o el médico) puedan interactuar con ellos, y aun si se ven comprometidos, deberían pasar a un estado seguro por defecto.

Consentimiento y autonomía: Otra cuestión ética: si un BCI puede escribir información en el cerebro (a través de estimulación), ¿existe el riesgo de manipular la voluntad del usuario? Aunque los BCI actuales mayormente leen señales, los futuros podrían proporcionar retroalimentación o sugerencias a la mente del usuario. Por ejemplo, un BCI que detecta que estás ansioso podría estimular circuitos calmantes. Eso podría ser beneficioso, o podría verse como una forma de control mental si se abusa. Tendremos que asegurarnos de que los BCI empoderen a los usuarios y no anulen su autonomía. La operación transparente y la posibilidad de optar por no participar serán clave. Algunos se preocupan por escenarios de “lavado de cerebro” donde actores maliciosos podrían usar BCI para implantar pensamientos, pero eso sigue siendo ciencia ficción por ahora; el control preciso de pensamientos complejos está muy lejos de nuestra ciencia. Aun así, incluso la percepción de que los pensamientos no son completamente propios podría causar angustia psicológica en los usuarios de BCI. Los neuroeticistas enfatizan la importancia de mantener el sentido de identidad y autoría de las acciones del usuario, incluso cuando hay un dispositivo involucrado.

Equidad y acceso: Como con cualquier tecnología de punta, existe la preocupación de que los BCI puedan profundizar las desigualdades sociales. Si los BCI avanzados eventualmente ofrecen mejora cognitiva (por ejemplo, potenciadores de memoria o acceso instantáneo al conocimiento), ¿solo los ricos podrán pagarlos, creando una “neuro-élite” y dejando a otros atrás? Incluso a corto plazo, algo tan transformador como un BCI de comunicación para una persona paralizada podría ser costoso; tal vez solo algunos sistemas de salud o países lo financiarán. Eso plantea cuestiones de justicia: ¿los BCI se distribuirán según la necesidad o la capacidad de pago? Hemos visto desigualdades en el acceso a otras neurotecnologías como los implantes cocleares (que son costosos y no están disponibles universalmente). La sociedad tendrá que decidir si cosas como la restauración del habla o el movimiento son derechos básicos que deben financiarse ampliamente. A nivel global, si los BCI otorgan alguna ventaja competitiva (académica o económica), podría ampliarse la brecha entre países o grupos. Los responsables políticos podrían considerar subsidios o financiación pública para los BCI en medicina para evitar un escenario en el que solo los pacientes ricos puedan volver a caminar o comunicarse.

Mejora humana e identidad: Los BCI difuminan la línea entre humano y máquina, lo que plantea preguntas filosóficas y regulatorias. Si alguien tiene un implante cerebral que mejora su memoria o le permite usar Google con solo pensar, ¿está “mejorado” de una manera injusta en exámenes o trabajos? ¿Podría haber llamados a prohibir ciertos neuro-mejoramientos en entornos competitivos (de la misma manera que el dopaje está prohibido en los deportes)? Puede que necesitemos nuevas reglas sobre qué tipos de mejoras cognitivas son aceptables, similar a cómo manejamos las prótesis en el atletismo. Además, ¿cómo podría esto afectar la identidad personal? Los usuarios han reportado que usar un BCI puede sentirse extraño al principio: controlar un dispositivo solo con el pensamiento desafía sus nociones de sí mismos. Algunos dicen que rápidamente se convierte en una extensión de ellos (un participante de un ensayo de BCI comentó: “Es como una relación simbiótica: yo aprendo del BCI y el BCI aprende de mí” worksinprogress.co). Pero si los futuros BCI incorporan IA en el proceso, se podría argumentar que tu “yo” ahora incluye cierta inteligencia artificial. Aunque eso podría ser empoderador, también nos lleva a redefinir lo que significa ser un individuo pensante. Estas son cuestiones profundas que los éticos y filósofos apenas han comenzado a explorar, bajo títulos como “neuroética” y “autonomía mental”.

Impacto social y percepción pública: La adopción generalizada de los BCI dependerá en gran medida de la aceptación pública. A menudo existe una repulsión o miedo instintivo hacia los implantes cerebrales: la gente teme al “control mental” o a perder la privacidad. Los medios sensacionalistas (y la ficción distópica como Black Mirror) a veces amplifican estos temores. Será importante educar al público sobre las verdaderas capacidades y límites de los BCI. La transparencia por parte de las empresas es crucial: por ejemplo, explicar claramente que un BCI determinado no puede leer tu monólogo interior silencioso, solo puede detectar comandos específicos entrenados, ayudaría a disipar algunos temores. Gestionar las expectativas también es un deber ético: las empresas no deberían exagerar (para vender dispositivos) de maneras que generen falsas esperanzas o lleven a las personas a tomar decisiones arriesgadas. A la industria de la neurotecnología le convendría establecer estándares éticos desde el principio, ya que el mal uso o un fracaso de alto perfil podría retrasar significativamente el campo. Por otro lado, las historias positivas (como un BCI que permite a alguien volver a hablar con su familia) pueden generar apoyo público. También podríamos ver actitudes cambiantes: lo que antes parecía demasiado invasivo (como la cirugía ocular LASIK o los implantes cocleares) puede, con el tiempo, volverse rutinario. Pero en el caso de los BCI, debido a que involucran el cerebro, el escrutinio público será comprensiblemente alto.

Marcos legales: Algunas jurisdicciones han comenzado a considerar los “neurorights” (neuroderechos). Chile, por ejemplo, propuso enmiendas constitucionales para proteger la privacidad mental y evitar la discriminación basada en datos neuronales. Las Naciones Unidas han tenido discusiones sobre la gobernanza de la neurotecnología. Existe un consenso creciente entre los éticos de que las leyes actuales de privacidad y derechos humanos podrían no ser suficientes: podríamos necesitar leyes explícitas para cubrir los datos cerebrales, así como el RGPD cubre los datos personales en tecnología. Preguntas como: ¿Se pueden usar tus datos cerebrales en la corte? (¿Son testimonio o evidencia?) ¿Eres dueño de los datos de tu implante neural, o lo es la empresa? ¿Se pueden vender o transferir esos datos? Si se comete un delito a través de un BCI hackeado (por ejemplo, si alguien “obliga” a tu extremidad controlada por BCI a hacer algo), ¿quién es responsable? Todo esto necesita ser debatido. Como señaló la GAO, los BCI plantean no solo cuestiones técnicas y médicas, sino también preocupaciones sobre ética, equidad, seguridad y responsabilidad que las autoridades tendrán que abordar junto con el desarrollogao.govgao.gov.

En resumen, los BCI presentan una espada de doble filo: un enorme potencial acompañado de importantes desafíos éticos. Podrían mejorar dramáticamente vidas e incluso redefinir el potencial humano, pero también podrían amenazar los últimos bastiones de la privacidad y la autonomía si se usan mal. La buena noticia es que estas conversaciones están ocurriendo ahora, mientras la tecnología aún está en sus primeras etapas. Como insta la Prof. Farahany, “tenemos un momento para hacerlo bien… para decidir cómo usamos la tecnología de formas que sean buenas y no mal utilizadas u opresivas” theguardian.com. Lograr el equilibrio adecuado requerirá la colaboración entre científicos, éticos, legisladores y el público. Puede significar nuevas leyes (por ejemplo, una “carta de neuroderechos”), autorregulación de la industria y vigilancia pública para asegurar que los BCI se desarrollen de manera centrada en el ser humano.

Conclusión

Las interfaces cerebro-computadora están en una encrucijada fascinante entre la ciencia, la tecnología y la humanidad. Lo que comenzó como experimentos exploratorios en neurociencia ha evolucionado en sistemas funcionales que literalmente pueden dar voz a los que no la tienen y movimiento a los inmóviles. En el lapso de una generación, hemos pasado de ratas de laboratorio moviendo cursores con señales EEG a pacientes tuiteando con el pensamiento y caminando con puentes digitales en su sistema nervioso. La historia del progreso de los BCI –lenta y vacilante al principio, ahora avanzando rápidamente– sugiere que estamos al borde de una era en la que la interacción mente-máquina será común. En la próxima década, los BCI podrían convertirse en una opción ofrecida a pacientes con parálisis o pérdida del habla, mejorando profundamente su calidad de vida e independencia. Y a medida que la tecnología madure, podría extenderse a una población más amplia, cambiando potencialmente la forma en que todos interactuamos con el mundo digital.

Sin embargo, a pesar de toda la emoción, se requiere precaución y sabiduría. El cerebro es nuestro órgano más preciado; integrarlo con máquinas debe hacerse de manera deliberada, con respeto por la individualidad y la privacidad. La sociedad tendrá que navegar los equilibrios entre la innovación y la ética, entre empoderar a las personas y protegerlas. Si tenemos éxito, el beneficio es inmenso: un futuro donde las discapacidades sean menos limitantes, donde los humanos puedan interactuar con la tecnología tan naturalmente como entre sí, y donde el conocimiento fluya más libremente entre mentes y computadoras. Es un futuro donde la línea entre “mente” y “máquina” se difumina, con suerte para el mejoramiento de la humanidad.

El viaje apenas comienza. En 2025, solo unas docenas de valientes pioneros han experimentado una BCI de primera mano. Pero sus éxitos iluminan el camino para millones que podrían seguirles. Desde restaurar funciones perdidas en la medicina hasta potencialmente desbloquear nuevas formas de comunicación y creatividad, las interfaces cerebro-computadora tienen un potencial extraordinario. Cumplir esa promesa requerirá no solo ingeniería, sino también empatía, inclusión y visión de futuro. Los próximos años serán críticos para marcar el rumbo. Una cosa es segura: las BCI ya no son ciencia ficción; están aquí y avanzan rápidamente. Depende de nosotros guiar esta tecnología asombrosa hacia resultados que amplíen el potencial humano mientras se preservan los valores humanos. Al hacerlo, podríamos presenciar una de las transformaciones más significativas del siglo XXI: el momento en que la mente realmente se encuentra con la máquina, y ambas emergen mejoradas.

Fuentes:

A lo largo de este informe se han citado fuentes primarias e informes de medios para documentar afirmaciones fácticas y desarrollos recientes, incluyendo publicaciones como Nature, The New England Journal of Medicine, Reuters, The Guardian, IEEE Spectrum, ScienceDaily, y declaraciones oficiales de empresas e instituciones de investigación gao.gov, reuters.com, theguardian.com, cbsnews.com, entre otros. Estas proporcionan más detalles sobre los avances y puntos de vista de expertos descritos anteriormente.

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